Alguna vez escuché a algún cargo federativo del tenis pronunciar una frase que me hizo reflexionar: “No puedo exigir nada a mis directivos, porque lo hacen de manera gratuita”. Error. ¿Cómo no se les puede exigir? Tienen una responsabilidad y son los encargados de imponer las directrices de este deporte, llegando a tomar decisiones que inciden en el tenis profesional.
Hace algún tiempo tuve mi primer contacto con Fernando Fernández-Ladreda en un congreso en Asturias. Uno de los puntos de debate que planteé en aquel simposium fue que así como los jugadores, árbitros, jueces o entrenadores estamos en continuo proceso de formación, ¿por qué a los directivos se les exime? ¿Por qué muchos llegan al cargo sin estar preparados? Ya sea un directivo de la RFET o de una territorial, tienen unas responsabilidades que nadie les ha explicado.
Mientras exponía mi charla sobre tenis femenino incidí en el aspecto de que la toma de decisiones del tenis no puede estar en manos de amateurs. Además comenté la importancia de la formación de los directivos y alejarse de “amiguismos” en la elección de cargos. De repente, entre lo que yo creía que eran técnicos, contestó alguien en el público. Yo no lo conocía, pero su ‘salida’ fue señalar a Jordi Arrese, en esos momentos director deportivo de la RFET, que al parecer había presentado un plan a la junta de la Federación. El interlocutor era Fernández-Ladreda.
“Aquí al que tenemos que cargarnos es a Jordi Arrese”, dijo. Se hizo un silencio. ¿Cómo era posible que esta persona se comparase a alguien que había logrado tanto como jugador y capitán de la Copa Davis? Jamás me atrevería a juzgar a alguien con un palmarés como el que ha conseguido Jordi. No hay nadie con dos dedos de frente para criticar esto. Puedes decir que debe mejorar en ciertos aspectos, pero a nivel de tenis, toma de decisiones o para ser director deportivo de la RFET, creo que Arrese estaba a años luz de cualquier directivo.
Unos años más tarde ha asumido el mando de la RFET y desde el 3 de julio ejerce como presidente. Lo cierto es que su historial, más vinculado al mundo de la enseñanza -tiene una Academia de reconocido prestigio- y al de la política, carece de argumentos de peso en el mundo de la raqueta. No obstante, su primer contacto a estos niveles se produjo en el Club de Tenis Oviedo y, más tarde, vicepresidente durante el mandato de José Luis Escañuela.
Ahora bien, tengo una pregunta más: ¿por qué no dimitió? Al contrario de otros directivos que dejaron su cargo, demostró estar de acuerdo con la manera de proceder del antiguo presidente. Adoptó una posición cobarde, después de defender a Gala León para sólo dos días después de asumir sus nuevas funciones, apuntarse a la corriente mayoritaria.
El motivo de esta carta abierta es reclamar personas preparadas para dirigir al tenis español y eliminar, de una vez por todas, a este tipo de gente que no aporta nada.
Por Pancho Alvariño
(Capitán primer título de Fed Cup 1991)