Durante mucho tiempo, Novak Djokovic pareció vivir en un estado de levitación permanente. Todos los adjetivos se quedaron cortos para describir su incontestable autoridad. Máquina. Robot. Depredador. Entraba en un estado en el que parecía imposible inmutarle. Su piel era impenetrable. En estos últimos meses, la vulnerabilidad ha asomado y el número dos del mundo […]
Redacción